sábado, 13 de octubre de 2007

Tarea de Blanca

Hola a todos, hoy recibimos la tarea de Blanca:

Siento mucho reportarme hasta hoy con el envío de mis primeras tareas, (estuve fuera de México), pero aquí estoy enviándolas (Josefa te ofrezco especialmente a ti una disculpa por el envío tardío de las que tenía que enviar desde la semana pasada):

1.- Mi lema prácticamente no sufre modificación, me sentiré muy cómoda si me acompaña durante todo el Diplomado, lo he incorporado incluso a algunos trabajos que he estado elaborando. Realmente me gusta y cada vez que lo leo, le encuentro mayor sentido en este proceso. Queda como sigue: "Aventurarme a aprender y a aceptar ayuda, para alcanzar el arte de acompañar (a otros) en el aprendizaje"

2.- En cuanto a la tarea de investigar la historia del personaje que seleccionamos en clase, yo escogí a Albert Einstein y la verdad me "enganché" con él, por lo que mi tarea resultó un poco larga. En ella traté de identificar aquellos pasajes de su vida que hablan especialmente de sus motivaciones, emociones, actitudes y filosofía de vida, aquello que forjó su talento, y con lo que alcanzó "la excelencia" en su campo de acción, y realmente me dí cuenta de cuánto ignoraba de él a pesar de que lo "admiraba". Reconozco que hasta hoy, quizá pertenecía al grupo de personas que lo admiran por un hecho concreto (por su genio, ser Nobel, etc) pero sin conocer realmente que lo hizo tal, convirtiéndolo así, en un personaje mítico. Einstein incluso tiene una frase célebre al respecto. Me pregunto ahora, ¿cómo puedo admirar y querer a alguien a quien no conozco? y al mismo tiempo me respondo, (como reflexión y aprendizaje) ¡Cuánto más puedes quererlo o admirarlo si profundizo en su vida! .

De Albert Einstein adjunto el archivo correspondiente.

3.- La elección del tema que presentaré en el Diplomado tiene que ver con los juicios y la emocionalidad. Aunque supongo que, el auditorio que tendremos será "un mix", quisiera dirigirlo a jóvenes, aunque puede ser escuchado y recibido igualmente por adultos. Propongo invitar a amigos y familiares jóvenes además de los adultos que puedan acompañarnos a esta experiencia de aprendizaje. Siempre he pensado en aquello que me hubiera gustado que me dijeran cuando yo era preparatoriana o universitaria y que me hubiera generado en su momento un "aprendizaje de vida", para mejorar mis relaciones con mi comunidad y para facilitar después mi inserción en un medio laboral.

Aunque podría sufrir alguna variación he denominado el tema: "La aventura de convertir el lenguaje en acción: aprendiendo a transformar mis juicios y emociones en lenguaje generativo".

4.- El segundo personaje que admiro y elegí para investigar acerca de sus motivaciones, experiencias de vida y filosofía personal, se llama Marcel Mangel, mejor conocido como Marcel Marceau. Un pequeñísimo homenaje a un hombre (fallecido recientemente) cuyo talento residía en la sensibilidad, en la intuición, la imaginación, en la capacidad de elevar el lenguaje corporal en acción.......". El calificativo de "excelencia, sin duda, se da en él por añadidura....."

Reconozco igualmente como en el caso de Einstein, la ignorancia que guardaba con respecto a esa historia tan personal que forjó el talento de Marcel. Pero me quedo con la satisfacción del camino que recorrí a través de este ejercicio. Debo aclarar que este documento es diferente al que preparé de Einstein. Encontré numerosos documentos biográficos pero decidí quedarme especialmente con uno, una de las últimas entrevistas realizadas al Mimo, que retratan su actitud y filosofía ante la vida, narrada por él mismo.

De Marcel Marceau adjunto también el archivo respectivo.

Un abrazo a todos, y hasta la próxima....

Blanca González Meyenberg

ALBERT EINSTEIN

“Si quieres dominar a un niño, dale un juguete, si quieres dominar a un adulto, dale un prejuicio” A. Einstein

Dado que ésta esta no es propiamente una biografía de Albert Einstein, no centraré mi atención en fechas o hechos ampliamente conocidos por todos y que la historia ha registrado como datos importantes en su vida. Lo haré sólo cuando lo considere estrictamente necesario. En contraste, aceptaré el desafío de introducirme a su mundo interior, para tratar de comprender su historia íntima y personal, esa historia menos perceptible, que fue forjando el talento de este genio…………

Hombre de frases célebres y, si cabe la expresión, “observador múltiple”, su campo de acción e influencia no lo restringía al campo de la física y las matemáticas. Hablaba de religión como lo hacía de literatura, artes y política donde tuvo una gran influencia. Se relacionaba con artistas, políticos, escritores y distintos personajes contemporáneos. Admiraba a Gandhi, del que decía “ha enfrentado la brutalidad de Europa, con la dignidad de un simple ser humano, mostrando siempre su superioridad” y leía a los clásicos, adoptando desde su juventud a Sófocles, a Racine y a Cervantes entre sus favoritos.

Su filosofía de la vida era la suma de diversas formas de ver y representar el mundo. Disfrutaba la libertad de expresar sus opiniones, y lo hacía sin prejuicios “es más fácil destruir un átomo que un prejuicio” decía. Sus frases célebres representaban una actitud ante la vida, reflexiones a veces solidarias y humanas y, la mayoría de las veces, irreverentes y mordaces, expresaban su rechazo al “establishment” de su época.

Nacido en Alemania en 1879 de padres judíos, su vida estuvo influida por grandes acontecimientos históricos, tales como La Primera y La Segunda Guerras Mundiales. Mudó su residencia en varias ocasiones, la primera de ellas cuando cierra la fábrica donde su padre trabajaba, viviendo inicialmente en Munich, después en Italia y Zurich, Suiza donde realizó sus estudios y elaboró sus principales trabajos, posteriormente a Berlín, y finalmente a Estados Unidos, adquiriendo en paralelo la nacionalidad suiza, austriaca y estadounidense.

La personalidad de Albert cuando niño, era la de un ser tímido y retraído, incluso presentó problemas de lenguaje y en el aprendizaje. Sin embargo, mientras que de sus maestros recibía la condena de que no llegaría nunca a ser “alguien” en la vida, de su familia recibió el impulso para aficionarse al violín, a las matemáticas y a las ciencias. De la lectura de los libros de ciencias surgen sus primeros cuestionamientos a afirmaciones religiosas y un libre pensamiento que genera comportamientos de rechazo hacia el estado y la autoridad, formas de comportamiento, poco usuales en esa época. El colegio no lo estimulaba y salvo en matemáticas y física, su aprovechamiento en el resto de las asignaturas fue deficiente.

Albert como lo llamaremos, en este espacio de amigable complicidad, llega a Berna Suiza en 1902 sin más recursos que su título de profesor especializado en Matemáticas y Física, lo que lo obliga a ofrecer sus servicios como profesor privado en un diario local.

En Suiza las condiciones de vida y trabajo no le fueron tan favorables en principio. Padeció hambre, y la segregación académica por su condición de judío alemán. A través de un amigo de la familia consigue ser contratado como experto técnico de tercera en una oficina de patentes en Berna, lo que le permite realizar en paralelo estudios adicionales. Su vida personal también, registra dificultades y etapas críticas, contrae matrimonio con Mileva, en 1903, una joven matemática croata, una vez que obtiene la nacionalidad suiza, con quien procrea tres hijos, al parecer la primera de ellos, Lieserl, concebida antes de casarse o en una etapa en la que aún no encontraba trabajo, se cree, fue dada en adopción, desconociéndose su destino. De sus otros hijos, también la historia consigna pocos datos, el primero de ellos Hans Albert, llegó a ser profesor universitario en Estados Unidos y el segundo Eduard, padeció esquizofrenia, por lo que pasó gran parte de su vida recluido en un hospital para enfermos mentales donde falleció. Se separa de Mileva en 1919, y pierde relación con la familia a partir de entonces, casándose meses después con su prima Eva con quien se traslada años más tarde a vivir a Estados Unidos.

Sus trabajos excepcionales son el resultado de una mezcla de talento y férrea voluntad para alcanzar a comprender el universo, lo que se constituye en una constante en su vida.

En 1905, -que se conoce como El Annus Mirabilis de Albert (Año Maravilloso), porque produce cinco trabajos de excepcional calidad y trascendencia que revolucionan la visión del mundo,- se doctoró en la Universidad de Zurich, publicando éstos en una reconocida revista:
El Efecto Fotoeléctrico. Este plantea la hipótesis de que la luz está integrada por pequeñas partículas de energía conocidas como fotones. Este trabajo le valió a Albert, el Premio Nobel de Física, en 1921.
El Movimiento Browniano. En él explica este fenómeno y establece la ecuación matemática que lo describía.
La Teoría Especial (o Restringida) de la Relatividad. En este trabajo explica que la velocidad de la luz es permanente e inalterable en cualquier sistema de referencia y que en consecuencia el tiempo depende del observador y por lo tanto es relativo. Este trabajo así llamado se distingue de la teoría General de la Relatividad elaborado por Einstein años más tarde.
La Equivalencia entre Masa y Energía, en términos de la ecuación E=mc2, donde c es la velocidad de la luz en el vacío (que supone constante). Esta relación permite explicar teóricamente la forma en que se produce la energía nuclear.
Albert era de carácter retraído y modesto a pesar de su fama, de la que huía. Al respecto expresaba su rechazo por los hombres míticos, a los que se les atribuía superpoderes, “este ha sido mi destino, y el contraste entre el cálculo de mis poderes y la realidad es algo grotesco”.
En otra ocasión respondió así en una carta dirigida a la esposa de Max Born (1949): "Me interroga sobre mi actitud ante la vida. Prefiero dar que recibir, en cualquier circunstancia; no doy importancia a mi persona, ni a la acumulación de riquezas; no me averguenzo de mis debilidades, ni de mis errores y tomo instintivamente las cosas con humor y equidad. Existen muchas personas como yo y no comprendo en absoluto que se haya hecho de mí una especie de ídolo. Es, sin duda, tan incomprensible como el misterio de una avalancha, donde un solo grano de polvo basta para desencadenarla…..”
Su vida queda insertada entre dos acontecimientos históricos de gran trascendencia para la humanidad y de gran influencia en la vida de Albert: La Primera y la Segunda Guerras Mundiales. Contra el sentir de la comunidad académica berlinesa, Albert se manifestó abiertamente antibelicista, influido también por la doctrina pacifista de Romain Rolland. A pesar de ser profesor y miembro distinguido de diversas academias e instituciones alemanas, sus orígenes judíos y su actividad política y pacifista, le trajeron consigo la antipatía y el rechazo de los alemanes nacionalistas. Tras la llegada de Hitler al poder, las acusaciones se multiplicaron, se sancionó la enseñanza de sus trabajos e investigaciones y se desacreditaron sus teorías. Albert entonces, se vió obligado a abandonar Alemania en 1933, trasladando su residencia a Estados Unidos de quien adopta la nacionalidad en 1940.
Paradójicamente, a pesar de su postura antibelicista, Albert interviene indirectamente en el desarrollo de la bomba atómica. En 1939 y convencido de que los alemanes ya estaban desarrollando armas nucleares, sugiere al entonces Presidente de Estados Unidos, Franklin Roosevelt, emprender un programa de investigación sobre energía atómica, “un trabajo reciente de E. Fermi y L. Szilard, el cual se me ha comunicado a través de un manuscrito, me lleva a esperar que el elemento uranio sea utilizado como una nueva e importante fuente de energía en el futuro inmediato". En este mismo documento, describe que una reacción en cadena de uranio, permitiría crear bombas capaces de desaparecer grandes extensiones territoriales. Lo anterior lleva a Estados Unidos a desarrollar el Proyecto Manhattan, que consistía en el diseño de la bomba atómica, la cual que es lanzada a finales de la Segunda Guerra Mundial en contra de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. La devastación causada por el uso de esta arma lo convierten en un activista por el desarme nuclear, criticando incluso las políticas bélicas de Estados Unidos. Su activismo continuó hasta su muerte en 1955, año en el que se unió al reclamo del filósofo y matemático Bertrand Rusell para limitar el armamento nuclear. Del trabajo de ambos nace el Manifiesto Russell – Einstein, que convocó a la comunidad científica a unirse a la lucha. Este documento inspiró la creación de las Conferencia Pugwash que en ese año, se hicieron acreedoras al Premio Nobel de la Paz.
Su vivencia de dos Guerras Mundiales, y su incansable lucha por el desarme lo llevan a expresar un gran escepticismo acerca de la naturaleza humana, reflejada en la siguiente frase: “Sólo dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana, y no estoy seguro de lo primero”. Otra de sus frases célebres, que expresa su sentir acerca de las guerras, decía “No se con qué armamento de se peleará la 3ª Guerra Mundial, pero estoy seguro que la 4ª Guerra Mundial se peleará con palos y piedras…”
Entre 1914 y 1916, perfecciona La Teoría General de la Relatividad, y postula en ella la equivalencia entre aceleración y gravedad, definiendo a esta última como la deformación que causa una masa en el continuum espacio-tiempo. La teoría general fue obtenida por Einstein a partir de razonamientos matemáticos, sin contar con una base experimental. Sin embargo, esta teoría es confirmada en 1919, cuando se mide durante un eclipse, la desviación de la luz de una estrella pasando cerca del Sol, una de las predicciones de la relatividad general. Desde entonces, la teoría se ha verificado en numerosos experimentos y observaciones.
Su fama crece en todo el mundo siendo invitado a impartir numerosas conferencias. Su personalidad tan peculiar queda nuevamente de manifiesto al popularizarse su imagen de “viajero de ferrocarril de tercera clase con un violín bajo el brazo”.
De inteligencia privilegiada y humorista sagaz, era capaz de transmitir sus complejos conocimientos a través de divertidas y sencillas analogías, “si vas a salir de frente a describir la verdad, deja la elegancia para el sastre”, decía. En otra ocasión así describió la Teoría de la Relatividad: "un hombre va a percibir al tiempo de manera diferente si tiene su mano arriba del fuego, a si conversa con una bella mujer. Cuando te sientas con una hermosa dama durante dos horas pareciera que sólo han pasado dos minutos, cuando te sientas sobre una estufa caliente por dos minutos pareciera que han pasado dos horas….” ¡Eso es la relatividad!”
Albert era un hombre solitario, pero gustaba de reunirse con amigos de la comunidad científica para hablar de literatura, física y filosofía, confrontar sus ideas y poner a prueba su inteligencia. Acontecimientos como su separación de Mileva, de su familia, su salida obligada de Alemania y la devastación de la Segunda Guerra Nuclear acentuaron en su momento su soledad.
Durante sus últimos años trabajó incansablemente en la Teoría del Campo Unificado que intentaba encontrar una “relación matemática entre el electromagnetismo y la atracción gravitatoria, empeñado en avanzar hacia el que, para él, debía ser el objetivo último de la física: descubrir las leyes comunes que, supuestamente, habían de regir el comportamiento de todos los objetos del universo, desde las partículas subatómicas hasta los cuerpos estelares”. Su búsqueda resulto infructuosa y lo separó incluso de la comunidad científica.
De igual manera, suscitó el rechazo político, al proponer en su lucha por el desarme nuclear, la formación de un utópico Gobierno Mundial que le permitiría a los gobiernos trabajar juntos y evitar la amenaza de la destrucción de la humanidad.
A pesar de su rigor científico y racionalismo, creía en un Dios, al que concebía de la siguiente forma: "Creo en el Dios de Spinoza, que se revela en la armonía de las cosas, pero no en un Dios que esté interesado en el destino individual de cada individuo."
"Quisiera saber cómo Dios creó el mundo. No estoy interesado en fenómenos específicos, ni en el espectro de un elemento químico. Quiero conocer sus pensamientos, lo demás es detalle."
“Él, (Dios) no juega a los dados con el universo..”
Sin ser un hombre religioso, defendió los valores de los líderes religiosos, reconociéndolos incluso por encima de los genios científicos. Al respecto escribió: "Nuestros tiempos se caracterizan por descubrimientos científicos extraordinarios y por sus aplicaciones prácticas. ¿Quién no queda impresionado por ello? No obstante, no olvidemos que el conocimiento y las aptitudes técnicas no llevan a la humanidad a una vida digna y feliz. La humanidad tiene todo el derecho de colocar a aquellos que expresan valores morales por encima de aquellos que descubren la realidad objetiva. Lo que la humanidad debe a Buda, Moisés y Jesús es mucho más importante que el éxito de las investigaciones realizadas por las mentes de científicos. La humanidad debe defender con todas sus fuerzas las enseñanzas de estos grandes hombres si no quiere perder su "raison d'etre", la certidumbre de su destino y la alegría de su existencia."
Su influencia política fue evidente no solo como activista en pro del desarme nuclear sino expresando su opinión acerca de los sistemas políticos que prevalecían en aquella época: en su artículo Why Socialism? (Porqué el Socialism) publicado en 1949 en una conocida revista, Albert hace la siguiente reflexión: "El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo, de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población."
En 1952, al fallecer el primer ministro de Israel, estado creado en 1848, le fue ofrecida la Presidencia de ese país, por el entonces embajador de Israel en Estados Unidos, respondiendo Einstein lo siguiente: “Estoy profundamente conmovido por el ofrecimiento del Estado de Israel, y a la vez, tan entristecido que me es imposible aceptarlo”. Aún cuando abogó en su momento por la causa sionista, era partidario de un estado común entre árabes y judíos.
De inteligencia privilegiada, amó la libertad, la diversidad y el humor. Estaba convencido del papel de la imaginación en el proceso creativo “la imaginación es una fuente más importante que el conocimiento”, “El secreto de la creatividad está en dormir bien y abrir la mente a posibilidades infinitas, ¿qué es un hombre sin sueños?” solía decir. Más allá de su racionalismo y el rigor científico de su formación, otras fuentes de creatividad en él lo constituyeron la intuición, la inspiración y la percepción.
Su continua búsqueda por la comprensión del universo fue impulsada por el misterio que éste le representaba. “Lo más hermoso que podemos experimentar es lo misterioso. Es la fuente de todo arte verdadero y de la ciencia….”
Hoy, cabría preguntarnos que ha hecho de Albert Einstein, un ícono de la modernidad y un símbolo para muy diversas sociedades, más allá de sus aportaciones a la ciencia: su cabellera despeinada, su actitud ante la vida, sus falta de prejuicios, su lenguaje irreverente, sus ideas geniales, su lucha e influencia política, su lenguaje corporal, sus frases célebres, su carisma?
Yo, ahora puedo ahora decir que a través de esta investigación, conocí a Einstein hombre, (porque igual sus teorías resultan incomprensibles para mí) y que me sentí atraída como muchos, por esa personalidad humana, libre, sensible, desenfadada e irreverente, que acompañó la concepción de sus grandes ideas.
Fallece el 18 de abril de 1955.

Blanca González Meyenberg

MARCEL MARCEAU
El pensar en Marcel Marceau, me remite a una frase que guardo en el baúl de las de especial significado. La publicó en alguna ocasión El Economista, quien simplemente destacó sobre fondo negro lo siguiente: “No guardes silencio, ¡provócalo!”

El Lenguaje del Silencio, así podría llamarse el arte de Marceau. Y Marcel se comunicaba a través del silencio y lo provocaba en el espectador. La autora de la entrevista cuyos textos transcribo, Inés Matute, le llamó acertadamente a su artículo, Marceau: El Peso del Silencio.

Al respecto quiero aclarar, que en mi búsqueda sobre el material que me diera luz sobre Marceau, encontré numerosos documentos biográficos, pero decidí quedarme especialmente con uno, una entrevista realizada al Mimo, durante su presentación en Palma de Mallorca, España en el año de 2003, que retrata su actitud y filosofía ante la vida, narrada por él mismo. No me hubiera atrevido a transcribirla con mis propias palabras, y aunque sólo elegí los textos que creí mas representativos, puedo decir que lo dicho es maravilloso. Acerca, del lenguaje, del silencio, de la palabra, del secreto del gesto, del arte de la mímica, de lo que comunica, de la pantomima y la danza, en fin, de todo aquello que le dio sentido a su arte y detrás de ello, de lo que influyó en su arte. Me pareció simplemente un hermoso regalo para este diplomado........

He resaltado con color aquellas frases que hablan, como su mímica, por sí solas, aquellas palabras que son luz para nosotros en este proceso de aprendizaje, que nos muestran al Marcel que nos representa en sus personajes, que comunica y denuncia con extraordinaria sensibilidad los avatares de mundo que vivimos, al Marcel intuitivo, de identidad propia pero también compartida, al Marcel Bip, y su mirada ante la vida, quien busca permanentemente comunicar……….
• Maestro, ¿qué es un mimodrama?
Los mimodramas pretenden ser un mero reflejo, una manera de transmitir la tragedia, la violencia, la injusticia, los placeres y todos los valores de la sociedad. Para encontrar el espíritu del mimodrama hay que acudir a las raíces de la historia y analizar todas las influencias que he recibido, luego procuro aunarlas todas, interiorizarlas. Los actores, igual que los periodistas, somos los historiadores del ahora. El mimo es teatro profundo con una gran carga de corporalidad, en el que la máxima dificultad pasa por crear un mundo que no existe, por hacer visible lo invisible. Personalmente, he consagrado mi vida a crear un estilo propio, inventando una gramática y un lenguaje propio de los mimos, porque donde no hay gramática el arte no existe.
• ¿Cómo es eso?
Pues mira, eso es algo que se puede vincular al secreto del gesto. Cuando hay una gramática es cuando aparece el arte; hay una gramática para la música, para la palabra, para la ciencia, para la familia, para comunicarse. Cuando me decidí por el teatro, en un primer momento mi intención era volcarme en el teatro hablado, pero me encontré con Etienne Decroux y él me demostró que yo era un mimo nato. Durante mi infancia sentí una profunda admiración por Chaplin, Buster Keaton y Laurel y Hardy. Ellos crearon el mimo en el cine, y no porque fuera cine mudo, sino porque su procedencia era el music hall. También admiré mucho a Pierrot. Hoy por hoy, tras seis décadas pisando escenario, sigo pensando que mi don es un misterio, el misterio de la creación. Supongo que es una cuestión de sensibilidad profunda y a la vez de sentirse identificado con el público, porque el arte no consiste en buscar placer, sino en complacer al público.
• ¿Qué denuncian sus melodramas?
La miseria, la violencia. Con la edad se han ido haciendo más profundos, más duros. Yo practico el mimodrama del silencio y sólo doy gritos de silencio, algo muy difícil de hacer en un mundo donde todos hablan como metralletas; a veces me siento como un artista contracorriente. El día que yo ya no esté, Bip será memoria viva y dará testimonio del siglo XX. Mientras tanto, como soy un simple mortal, mi papel consiste en estar al frente de la compañía y empujar a mis discípulos al frente.
• Entonces, si le parece, podemos hablar del silencio.
Suelo decir a mis alumnos que el silencio es una imagen que nosotros creamos con nuestro cuerpo y que debemos emplear para fundirnos con todos los elementos, para traducir lo humano. De hecho, no se puede crear sin el silencio. Soy un cómico profundo que habla de tragedias profundas, y para meditar sobre ellas es necesario un clima de silencio absoluto. Como persona no soy locuaz, pero sí elocuente. Hemingway decía que cuando escribes no debes de poner ni una sola palabra de más. Y eso también vale para la música y para el pensamiento. En el mimo el gesto es esencial, y es a través de posiciones estáticas como somos capaces de captar el peso del alma. Cuando no se habla no se puede mentir, es la hora de la verdad. Explicar, teorizar, eso sí me gusta, porque me identifico mucho con el papel de maestro, con el hecho de legar el arte a mis discípulos. En todos estos años me ha congratulado mucho poder comprobar el papel que iba ocupando el mimo en el mundo.
• ¿El silencio es, aquí y en todas partes, el lenguaje del respeto?
Del respeto y de la reflexión. En todos los países entienden el lenguaje del mimo igual que la música o la danza, pero el silencio del cuerpo no existe. El cuerpo genera música, la música del alma. El mimo conecta profundamente con la mitología del ser humano, ha atravesado todas las culturas. Realmente entramos en un lenguaje gestual que establece el combate del hombre, es un arte de identificación, de metamorfosis. Tu país no es un país silencioso, pero una de sus figuras más representativas de cara al exterior, el torero, tiene mucho de mimo. El torero asume el peso del toro sobre él, y cuando se acerca a matar su forma de caminar no puede ser ridícula, porque estamos reflejando un acto de valor. En el momento de la muerte, la plaza guarda un respetuoso silencio, un silencio sobrecogedor.
• ¿La palabra puede llegar a ser peligrosa?
No, no podemos decir que sea peligrosa, yo amo las palabras. Las palabras dan la imagen del pensamiento, como cuando lees un libro y estás creando una historia en la cabeza. Ningún arte es más fuerte que otro y todos tenemos nuestros límites, pero a través de ellos hay que ser ilimitado en la búsqueda de la perfección del movimiento, porque nuestro interés es llegar a emocionar. La música, por ejemplo, no te explica nada, no te muestra ninguna imagen, pero a través del sonido llegas a emocionarte. Hace años, yo decidí emocionar sin decir una sola palabra. La palabra tiene más posibilidades de expresión; puede mentir, tener doble sentido y doble intención. El mimo debe sujetarse a un proceder claro y visible. No debe proponer enigmas. Debe ser inmediatamente entendido y atrapar al espectador por las formas, la belleza y el contenido del mensaje. A la pantomima se le imponen límites, pero no es pobre en posibilidades. Cada arte tiene sus fuentes secretas, y dentro de sus leyes la pantomima es rica, aun cuando existan cosas que no puede expresar. No puede mentir, por ejemplo. En todo caso dispone de la fuerza de la sugestión.
• ¿De qué medios dispone para fijar sus ideas o visiones? El director teatral tiene el texto, el director de orquesta, la partitura. ¿Cómo los retiene usted?
Tenemos una gramática según la cual fijamos lo hallado, una gramática para la gente del oficio. Un libro sobre la gramática de la pantomima no sería de utilidad para el público, puesto que hablamos de un arte de actitudes. Películas que muestren la técnica y el dominio corporal del mimo son a mi entender mucho más útiles. Ocurre como con la prestidigitación: cualquiera puede aprender los secretos de la magia, pero para ser un prestidigitador hace falta otra cosa. Lo importante es que haya libros que enseñen la historia del mimodrama y expliquen lo que la pantomima quiere expresar.
• ¿Qué relación hay entre la pantomima y la danza?
La pantomima y la danza son hermanas, pero ambas son un pretexto para mostrar la técnica del mimo o el bailarín. Ya era así en tiempos de la danza clásica, como en Sílfides. Cuando la pantomima relata una historia, también lo hace para mostrar las posibilidades físicas del mimo y su conocimiento estético. La pantomima se diferencia de la danza sólo en las reglas del juego. El bailarín flota en el aire, el mimo permanece en el suelo, por eso su arte lleva todos los caracteres del arte dramático: peso, profundidad, agitación externa e interna. Ambas artes se influyen mutuamente.
• ¿Para sus temas sigue usted sólo su intuición?
Un tema no consta sólo de intuición. Al comienzo se halla, naturalmente, la inspiración inexplicable, pero yo creo que el artista debe tener una mirada calma y fría para con su obra, y juzgarla con neutralidad, pues es peligroso crear partiendo del impulso de la pasión. Los malos escritores escriben en el impulso. Los buenos permanecen fríos.
• ¿Qué tiene Marcel Marceau de Bip?
Bip es un Quijote contemporáneo que se enfrenta a los molinos de la vida actual. Los rasgos específicos de Bip son abstractos, él vive en un mundo abstracto. Bip es seguramente una parte de mí mismo; nunca he sido un vagabundo como él, no he sido un bombero y tampoco he trabajado en un circo, pero he sido soldado como él y también he estado enamorado. Soy un testimonio de mi observación sobre la vida. En el fondo, Bip es como una enciclopedia sobre la historia de la humanidad que intento transmitir con este arte de mi cuerpo.
Biografía:
Marcel Marceau, nació como Marcel Mangel el 22 de marzo de 1923 en Estrasburgo, Francia. Su padre, judío, de oficio carnicero, fue capturado por la Gestapo durante la ocupación nazi de Francia y ejecutado en Auschwitz. [
A los 17 años de edad, Marcel Mangel escapó con su madre y su hermano a la ciudad de Lille, en el norte de Francia. En la resistencia francesa se apropió del apellido Marceau, que tomó de un general de las guerras revolucionarias y luego se incorporó al ejército. Fue enlace entre las tropas francesas y las fuerzas al mando del célebre general estadunidense George Patton.
Esas experiencias bélicas marcaron su trabajo de humanista. En 1947, por ejemplo, creó su personaje emblemático, Monsieur Bip, nombre derivado de aquel protagonista de la novela Grandes esperanzas, de Charles Dickens. Un descendiente de Pierrot, pero con conciencia social.
En 1944, se matriculó en la Escuela de Arte Dramático "Charles Dullin" del Teatro Sarah Bernhardt en París, donde cursó estudios con el maestro de pantomima Etienne Decroux. Tiempo después, se reclutó en el primer Ejército de Liberación y participó en la campaña alemana al lado de las tropas americanas. En mayo de 1946, entró a la Compañía de Barrault, y allí se le asignó la interpretación del papel del Arlequín en la pantomima Baptiste. En 1947, Marcel Marceau creó su famoso personaje, "Bip", quien con su cara blanca, su camisa marinera y una chistera vieja, dió la vuelta al mundo. En 1948 recibió el famoso premio Deburau, lo que le animó a fundar su propia compañía de pantomima y a presentarla en los mejores teatros de París y en otros teatros de Europa, Canadá y América del Sur. Era la única compañía de pantomima del mundo en aquella época. Con su compañía, produjo, dirigió y presentó 26 mimodramas, incluyendo "Pierrot de Montmartre", "The 3 Wigs", "The Pawn Shop", "14th July", "The Wolf of Tsu-Ku-Mi", "Paris laughs - Paris cries", y "Don Juan". Marcel Marceau ha demostrado su versatilidad con algunas intervenciones en cinematografía, tales como “Barbarella”, dirigida por Roger Vadim o “Shanks”, dirigida por Bill Castle, en la que combinó su arte del silencio interpretando a un titiritero sordomudo y a un científico loco parlante. En la película muda de Mel Brooks, Silent movie, la única palabra que dijo fue "No". Los niños se han deleitado con "The Alphabet Book" y "Marcel Marceau Counting Book". Otras publicaciones de sus pinturas, poesía e ilustraciones incluyen "La ballade de Paris et du Monde", "Les Réveries du Bip", "The Story of Bip"(Harpers and Row), "Pimporello" (Belfond Paris), y "The Third Eye" (Paris Lithoprint).
El Gobierno francés confirió a Marcel Marceau sus más grandes honores: "Officier de la Légion d'Honneur", "Commandeur des Arts et Lettres", y "Grand Officier de l'Ordre National du Mérite". Marcel Marceau fue elegido miembro de la Academia de Artes en Berlín, de la Academia de Artes en Munich, y fue miembro del prestigioso Instituto de Francia. Su Escuela Internacional de Mimodrama fue subsidiada por la Ciudad de París desde 1978. Asimismo, fue distinguido con los nombramientos de Doctor Honoris Causa
Por la Universidad de Princeton, por la Universidad del Estado de Ohio, por el “Linfield College” y por la Universidad de Michigan.
Contrajo matrimonio tres veces y tuvo cuatro hijos. Falleció el 22 de septiembre pasado, a los 84 años de edad.

No hay comentarios: